La urbanización del mundo es imparable. En el 2007 la población urbana supero a la rural. Las ciudades no se terminan nunca. Cada vez nos concentramos en menos espacio. La expansión urbana tiende a sistematizar el espacio y a crear guetos. Y así se crean entornos estériles y segmentados que, como cámaras de resonancia físicas, no reflejan el desorden de la vida real. Las ciudades no son máquinas sino el producto de una sociedad y por tanto lugares indeterminados, impredecibles y frágiles.
En esta serie abordo a mi manera el lugar donde vivimos la mayoría de la población mundial: la ciudad. La extensión de la retícula como un guiño a la arquitectura urbana generada a través de la imagen de un telar como una alfombra, o malla superpuesta a un edificio limita el espacio de forma arbitraria y manipula las superficies de las estructuras mediante el cruzamiento de verticales y horizontales, la trama y las urdimbres. Esta rejilla se fragmenta, se transforma, se dibuja creando una sensación de incomodidad neurótica. Deconstruye el arquetipo y representa sus espacios y estructuras como conflictos y diferencias.
Las ideas de fragmentación, las rupturas con el entendimiento inmediato transforman el punto de la perspectiva que antes era claro en una imagen de indagación rompiendo con el enfoque principal. Metáfora de las urbes de nuestros días. Espacios inciertos, entre la realidad y su reflejo, el interior y el exterior.