Artágora Galería Virtual
El autor realiza esta exposición con la vista puesta en los derechos de los animales y con la pretensión de que se reflexione sobre el respeto que deben otorgárseles pues tienen derechos reconocidos en la legislación, pero desgraciadamente, no significa que se respeten.
Nos relata que… “Pintita, una gata de tres años, vacunada, esterilizada, fue capturada en una jaula trampa por un vecino que confesó, casi cinco meses después gracias a la mediación y ayuda de una compatriota inglesa, que la dejó abandonada en un lugar a más de veinte kilómetros de distancia del domicilio, en la carretera que une Casares con Gaucín a su paso por el río Genal. La denuncia interpuesta a los pocos días de su desaparición con la intención de averiguar el punto donde la había abandonado para poder centrar su búsqueda, no produjo los efectos deseados, ya que el asunto fue archivado por la autoridad competente en su investigación: dijeron que por no aportar el denunciante el nombre de la persona denunciada, pese a dar su dirección y la matrícula de su automóvil, ya que desconocía el nombre del captor”
Ante las enormes dificultades de encontrarla en una región boscosa y de vida salvaje, transcurridos ya más de cinco meses desde su desaparición, el artista recurre a un último recurso, de manera desesperada, de utilizar el arte como instrumento mágico, agotadas las vías de redes sociales, anuncios con carteles, indagación en los caseríos, etc. Nunca se podrá eliminar del todo un cierto residuo mágico en el arte, pues, sin él, el arte deja de ser arte, ya que pertenece a su naturaleza original.
Decía Ernst Ficher que la obra de arte de un artista es un proceso altamente consciente y racional del que surge la obra como una realidad dominada. El arte, en sus orígenes, era una magia, una ayuda mágica para dominar el mundo real, que se fue transformando progresivamente en una ayuda para conocer y modificar la realidad social. El artista no solo propone una obra, sino que hace que penetremos en ella con el predominio de la sugestión emocional como medio de comunicación.
Los instrumentos adecuados otorgan un poder potencialmente ilimitado sobre la naturaleza; eso constituye una de las raíces de la magia y, por lo tanto, del arte. La idea prehistórica de que se podía conseguir lo imposible con instrumentos mágicos, le lleva a nuestro autor a utilizar el arte como instrumento con dicho propósito y como último recurso en una sociedad de pleno derecho en la que vivimos.
Utilizar el arte como elemento mágico seguramente nos lleve a la equivocación de sonreír condescendientemente ante la superstición, la imitación, el poder de las imágenes y del lenguaje, la brujería, etc. Pero la intención de esta exposición es buscar en la magia del arte una ayuda contra el desamparo legal en el que se encuentran los animales. No nos olvidemos que el significado mágico original se conserva en el arte de las sociedades desarrolladas.