La transformación digital ha cambiado de forma radical la concepción actual del arte que, ahora, está dotado de tecnologías. Nuestro artista se ha colocado en el centro de su obra y, con la ciudad en su planteamiento desde hace años, ha ido buscando aumentar las capacidades de un entendimiento contextual único, dentro de una intricada relación entre neuronas y conciencia, con sus incógnitas y sus evidencias artísticas. Una afición a las culturas urbanas y digitales que le alejó del entorno natural de bosques, montañas, mares… etc, a las que está volviendo paulatinamente.

   Crear siempre ha sido un gran reto. Hacerlo durante una pandemia sin precedentes en los tiempos actuales, se ha convertido en una tarea titánica: leer el mundo y viajar sin moverse, incluso, por el espacio exterior. Volver a métodos arcaicos, como el encierro, era inimaginable. Una regresión a los periodos más sombríos de nuestra historia: una experiencia inédita.

   Solidaridad y cooperación. En palabras del politólogo Andrés Malamud “uno de cada cinco seres humanos que habita la tierra es chino, otro indio y otro africano: los otros dos son de todo el resto de Asia, Europa, América y Oceanía”. Todo indica que la postpandemia hará una economía mundial menos globalizada, al estilo de los años treinta. Desigualdad y cambio climático demandan cooperación internacional. Estamos sufriendo la primera de las futuras pandemias globales que, previsiblemente, traerá consigo una nueva crisis económica. El mundo vive uno de los momentos más transformadores de los últimos 75 años.

   Pero… ¿y los artistas? El escritor y fotógrafo Denis Roche, ya se preguntaba en 1978 con qué puede tener algo que ver una fotografía una vez tomada. El comisario artístico Ralph Rugoff considera el arte como un radar para ver cosas invisibles: “se dice que los artistas prestan atención a cosas que los demás no vemos o aportan punto de vista novedosos sobre cosas que consideramos banales”.

   Para el artista, la creación es un refugio. Esta exposición constituye, a la vez, una experiencia espacial: “No persigo vender obras, sino compartir experiencias visuales” nos dice el autor, al tiempo que seguimos recibiendo imágenes de arte de su ya largo paseo por la Vía Láctea  o vía de leche derramada del pecho de la diosa Hera, que decía la mitología griega. Sus imágenes, absolutamente singulares, nos introducen en una relación específica con los signos, con el tiempo, con el espacio, con lo real, con el sujeto, con el ser y con el hacer. No pone en juego la similaridad, sino la asociación por convicción, el contrato de ideas. Global es un ejemplo de símbolo aplicable a todo lo que pueda realizarse con la idea adherida a la misma palabra.