Ana, a sus dieciséis años emprendió un viaje a Granada para cumplir sus sueños. Ella misma cuenta que nada salió como esperaba, que tropezó mil veces y que se tuvo que levantar dos mil, pero lo importante de su trayectoria es que nunca perdió la fe en sí misma, y en cumplir sus metas.
Graduada en Bellas Artes por la UCLM, continúa sus estudios de doctorado en la UMU.
Durante su carrera siempre mantuvo un estrecho vínculo entre la fotografía y la escritura, algo que hoy podemos comprobar en su relato "Una danza de mendigos". No obstante, y pese a la fuerza con la que se desnuda en sus obras, Ana Inmaculada se considera tímida y vulnerable. Quizá por ello sea cierto que el arte tiene un matiz “terapéutico”, ya que le ha ayudado a romper sus miedos y sus barreras… y a reconstruirse de nuevo.
En sus creaciones, y en su firme criterio artístico, al estudiar su obra detenidamente, se puede observar que están dotadas de un sencillo, pero profundo interés lúdico.
Ana se divierte creando.
Sus obras contienen una fuerte carga emocional, y autobiográfica.
Ana Inmaculada, como autora multidisciplinar, disfruta jugando al despiste y su arte es impredecible. Un enigma que a veces roza la genialidad y otras… resulta incomprensible.