Javier Martínez Ancín: "Graffiti Sevilla"

 

 

El grafiti, movimiento artístico del siglo XX diferenciado de la pintura como subcategoria de la misma, establece su origen en los años 60 en que grupos de grafiteros anticiparon cambios sociales, especialmente desde los ambientes universitarios, militancia negra, y barrios de mayoría puertorriquena, para evolucionar en su estilo y popularidad, en los años 70, como arte callejero ilegal que exigía un estilo rápido de ejecutar y fácil de leer.

Desde las manifestaciones en Brooklyn y los clásicos vagones rojos de los 70 cubiertos de firmas y la posterior introducción de la representación tridimensional en los mismos, el grafiti ya comenzaba a ser visto como arte y diversas revistas lanzaron a la fama a toda una generación de grafiteros, aunque la mayoría de las innovaciones seguían saliendo del Bronx. La posterior lucha contra el grafiti de la MTA de Nueva York, el crack económico y el endurecimiento de penas para los artistas callejeros, al tiempo que el rechazo de las autoridades y los propios medios de comunicación, motivó que algunos buscaran nuevas alternativas en Europa.

En España, es en la movida madrileña de los 80 donde se escribe en las calles, los metros, las estaciones, etc., con rotuladores, primero, y después con aerosol; pero los estilos de grafiti más similares a los producidos en pintadas, trenes y metros norteamericanos y europeos, se realizarían pocos años  más tarde. En los 90 destacan grupos importantes de grafiteros en ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Mallorca, Salamanca y Cáceres, en alguna de las cuales, incluso, destinaron algunas superficies para los grafitis y llegaron a financiar, posteriormente, exhibiciones y festivales dentro de sus actividades culturales, como el Urban Art Festival celebrado en Gran Canaria y Sevilla en 2004, y la celebración anual de Cultura Urbana.  

Sirvan estos datos para enmarcar las imágenes que Javier Martínez Ancín nos muestra en esta ocasión: unas fotografías tomadas en Diciembre de 2009 en Sevilla, durante un paseo por varios puntos de la ciudad y en el que recogió sus actuales manifestaciones de arte callejero. Se exhiben 13 fotografías realizadas en el entorno del Puente del Cristo de la Expiración sobre el río Guadalquivir, más conocido como Puente del Cachorro, denominación heredada del popularmente llamado “Cristo del Cachorro” cuya capilla se encuentra próxima al puente diseñado por José Luis Manzanares e inaugurado en 1991. Otros lugares que forman parte de este proyecto en Sevilla del autor son: la Ronda del Tamarguillo, el barrio de Ciudad Jardín, y la estación de trenes de Santa Justa.

Artista  multidisciplinar, Javier Martínez Ancín suma esta nueva actividad de cronista urbano a la suya intrínseca de dibujante (de la que ya nos ofreciera una excelente muestra en su exposición “La palabra dibujada” de 2008) y a su actividad profesional de infógrafo (véase la excepcional exposición “Infografias” de 2009). Ha querido, en esta ocasión, ceder el protagonismo a los autores callejeros de la ciudad mediante la utilización de su cámara fotográfica, como culto de admiración al trabajo artístico que vienen desarrollando y como ejemplo logrado de su evolución en el que el aerosol, la tiza, el carbón y  la pintura compiten con toda la trama de medios de comunicación oficiales.

 


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