Toni Mas explora y traza con el collage los territorios físicos, emocionales y temporales que atraviesan la exposición: el paisaje habitado  y degradado, los tejidos del hogar y la memoria, y la luz como registro del paso del tiempo. Además, alude a esa búsqueda de lo íntimo y profundo a través de un lenguaje matérico y visual cuidadosamente construido.

En su obra, desplegada en esta exposición polifónica y profundamente reflexiva, el papel —en su humilde fragilidad— adquiere una potencia. El uso del collage, como lenguaje estructural y poético, se convierte en una herramienta donde cada rasgado, corte o superposición nos remite a una experiencia íntima. El propio autor nos dice al respecto: "El papel es la materia prima. Me seduce la propia textura y también la que es capaz de generar, su versatilidad y su respuesta a diferentes tratamientos: rasgado, raspado, cortado o como soporte de diferentes técnicas secas y húmedas. Su cercanía, su fragilidad y sus posibilidades pictóricas y expresivas, hacen de él un material cercano, valioso y repleto de posibilidades".

Las obras de esta exposición forman parte de tres líneas de trabajo diferentes:

ESPACIOS HABITADOS, recoge la investigación sobre el paisaje y su modificación y degradación en el entorno humano. Son propuestas plásticas que reflejan tanto el orden como el caos, la conquista, la saturación y la degradación del territorio.

TEJIDOS, LÍNEAS Y TRAMAS; EL PODER DE LA TEXTURA, reúne algunos trabajos basados en el poder evocador de los tejidos del hogar. Nos acerca al tiempo compartido y a un proceso de creación calmada e introspectiva. Siguen la estela de la exposición El temps, la llar i la memòria, de 2023 en el Sporting Club de Russafa de València.

LA LUZ Y LOS DíAS, son las obras de más reciente creación. En ellas hay una vuelta al protagonismo del color después de años con una paleta sobria, limitada a blancos, negros y grises. El color se presenta como la percepción de la luz en diferentes momentos del día o ligado a estaciones y tiempos diferentes.

Estamos ante una obra que no se impone, sino que se insinúa, que exige del espectador una mirada atenta, una escucha activa. En ella, el arte no busca respuestas, sino que plantea preguntas que nos interpelan desde la materia más elemental: la luz, el territorio, la memoria. Toni Mas, con la delicadeza del que conoce la potencia de lo frágil, nos ofrece una poética tejida con los hilos del tiempo y del papel.