"Estas fotos son el resultado de una interrupción en un viaje. Un descubrimiento emocional del paisaje y la incorporación de la autora en el mismo.

Un cuadro dentro del cuadro.

El movimiento,  ante el abandono de una edificación.

La tensión de la figura humana, ante recovecos, planos yuxtapuestos, colores texturados, negros profundos, que imaginan a la gente que la habitó. Vidas que entre esas paredes, palpitaron, se estremecieron, y modificaron el paisaje.

La soledad del personaje único en el espacio, es la síntesis de las vidas de los muchos, el torbellino de un lugar habitado, la velocidad del trabajo, los sueños de la gente.

Impecablemente distorsionada, la imagen se anima ante el vacío.

Éste ya nos es tal.

Y la figura se transforma en atemporal, porque la calidad fotográfica, ilumina las obras con tal destello, que la serie tiene una dimensión única.

La autora es el ojo que detecta.

Viaja y ve.

Ve y se detiene, y allí, entre matojos, enramadas, aparece lo que ya nos es.

Jaén es la geografía encontrada por el ojo de la artista. El punto que la obliga a retroceder. A detenerse, a sacar la máquina e internarse a indagar. Establecer un diálogo ente el “objet trouvée”, y la dinámica de su propia figura.

Y este nivel de contrapunto, de ida y vuelta entre la acción y la belleza del abandono, es una constante en la temática de la artista, que desde hace años, aborda la delicadeza de los planos conquistados por la cámara, la piel de superficies encaladas, las arquitecturas olvidadas, y que tenemos el gusto de poder ver próximamente, en la muestra virtual de Artágora.

Un regocijo para los espectadores deseosos de observar un lenguaje personal y enigmático." 

 (Miguel Carini. Noviembre de 2009)